En el Castillo San Cristobal más allá del foso está la plaza de armas, que conduce a una fortificación llamada El Abanico. Mirando hacia el mar desde El Abanico se puede observar a Santa Teresa, la batería de defensa de la costa norte y La Princesa, cuyos cañones ofrecían defensa de los ataques por mar y por tierra. Debajo de la explanada había galerías minadas subterráneas. La mayor parte de estas obras aún existen. Otras estructuras vitales del castillo, como el revellín de Santiago, el Bastión de Santiago y la muralla este en la esquina sureste fueron demolidas al ensanchar la ciudad hacia el este en el 1897.
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